viernes, 14 de diciembre de 2007

Arcadas sociales

Eso es lo que siento continuamente.
La sociedad en la que vivo me da arcadas, la pseudomoral que predica a gritos el sistema social en el que me veo inmerso me produce nauseas.
Quiero regurgitar toda la bilis que he tenido que tragar para adaptarme, toda la amargura que he estado digiriendo desde que me quité el velo de los ojos; y quiero regurgitarlo en un vómito sangrante, pegajoso, violento.
Quiero sepultar con mi última arcada todo lo que odio.

Estoy harto de la manipulación de la información, estoy harto de la parcialidad.
Harto de ver cómo encumbráis a individuos insignificantes en categorías llenas de prestigio vacío.
Harto de aguantar la mierda que sale de la boca de los "poderosos", de los "empresarios", de los "innovadores", de los "líderes".
Estoy harto de vuestra apatía porque ni siquiera la aprovecháis para pensar.

Me pone enfermo la publicidad sin control que os hace perder el sentido.
Me pone enfermo el control que la sociedad y aquellos a los que les distéis poder ejercen sobre vosotros con el miedo, con la información de muertes, de catástofres, de cambio climático, de logros deportivos.
Me pone enfermo vuestra ceguera, vuestra ignorancia, vuestra vacuidad.

La rabia inunda mi mente cuando veo que casi nadie inventa sus propias normas, sus propios principios.
No os planteáis la ética. No tenéis valores. Os lo digo a la cara. Enseguida os escucho gritar indignados "Sí que los tenemos, no te atrevas a insinuarlo siquiera".
Imbéciles, los habéis copiado. Los habéis asumido sin más ni más. Sin plantearos si eran adecuados, si os definían.

Vosotros, que formáis la masa, sois imbéciles, sois mínimos, insignificantes, irrisorios. Ni 7 billones de personas pueden más que un sólo individuo motivado porque él ve más allá.
Os odio.
Odio vuestras tendencias, vuestras modas, vuestra juventud desperdiciada.
Odio a mi anterior generación por vendernos una "transición ejemplar", por gritar a los cielos que ellos crearon la constitución y, seguidamente, mearse en ella.
Odio.
ODIO.
Sólo tengo odio y esperanza.
Qué le voy a hacer, soy uno de los hijos de la hipocresía y de la desidia.
Al menos sé de dónde vengo.

La música manda:

Sugestión Diabólica (S. Prokofiev)
Sonata nº8 "Patética" (Beethoven)
Until It Sleeps (Metallica)

Más libros, más libres:

Un mundo Feliz (Aldous Huxley)

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