miércoles, 5 de diciembre de 2007

Pensamientos (II)

El mundo gira en sentido inverso, totalmente al revés, de dentro a fuera.
Estoy atrapado en mi celda de cicatrices. Unas sangran, otras apenas se notan. Ellas dan cuenta de mis deseos, de mis fracasos, de mis metas y de mi yo.
Una voz sensata en medio de un silencio compuesto de alaridos necios y vacíos, así identifico mi conciencia y, por extrapolación, así me defino a mí mismo.
Echo de menos el tiempo ya pasado y sufro por lo que pueda venir, entrentanto la vida se me esfuma en preocupaciones, en proyectos de ser el mejor en algo.
¿Por qué?
Lo he mamado de pequeño en cada conducta, en cada modelo.
Lo he asimilado desde la infancia en cada héroe, en cada anuncio.
Basta.
Alguien tiene que ser el mejor en algo, siempre. La cuestión es si tus deseos de triunfo son tuyos de verdad, ¿o quizá lo han deseado otros por ti? ¿Tus padres, tus amigos, tus profesores, tu sociedad?
Basta.
Soy extremista en mis pasiones, soy inabarcable en mis impulsos, pero soy la media exacta en mi ansia de triunfo.
NADIE va a decidir por mí si quiero ser el mejor excepto yo.
Os aseguro que una persona será la mejor en algo cuando la impulse su propia autorrealización y no los deseos de dinero ni el prestigio ni la envidia.
Basta.
Somos el poder del centro exacto, de la mitad justa. Ni mejor ni peor.
Somos el meridiano cero y hay gente que tiene el descaro de tildarnos de fracasados.
¿Fracasados nosotros que mantenemos el equilibrio del mundo? ¿Nosotros que somos la fuerza que mueve La Tierra? ¿Nosotros que posibilitamos que uno destaque cuando podríamos borrarle de un plumazo?
NO.
NUNCA.
Nosotros no somos el fracaso, NOSOTROS SOMOS LA VIDA.

La música manda:

True Colors (Eva Cassidy)
Sinfonía nº 5 (Beethoven, con especial énfasis en el tercer movimiento)
Lux Aeterna (B. S. O Requiem for a Dream)

Más libros, más libres:

El Retrato de Dorian Gray (Oscar Wilde)

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