martes, 22 de enero de 2008

Los gordos merecemos morir

No hay pantalones de mi talla. Es lógico, puesto que por lo visto el hombre adulto medio gasta entre la 34 y la 44.
Pantalones de la 34, ¡de la 34! Jajajaja, es para desternillarse. A partir de la 40 lo podría entender, pero es demasiado. Juraría que en esa prenda no cabe ni siquiera un niño, bueno quizá si lleva diez años sin probar bocado.
El mensaje implícito que tú, como gordo cabrón te tomas, es el siguiente: No hay pantalones de mi talla porque no soy normal, soy sólo un gordo asqueroso que no merece respeto, soy esclavo de mi voracidad insana, soy horrible, por eso nadie me acepta (eso quiere decir que tú no te aceptas), dios, qué asco doy.

Como la gran mayoría de las cosas de la vida, esto tiene más implicaciones de las que se dejan entrever a simple vista.
Los trastornos de la conducta alimentaria, y su estrella, la anorexia nerviosa, sólo existen en el mundo occidenal (u occidentalizado) y, sobre todo, en mujeres, aunque en los últimos años ha habido un notabilísimo incremento en varones.
La sociedad nos inculca un IDEAL de belleza. El problema es que en ese ideal de belleza van incluidos otros "privilegios" como aceptación social, éxito, dinero, estatus... Curiosamente todos externos a la propia persona.
Todos ansiamos eso, por la sencilla razón de que no encontramos en nosostros mismos la seguridad, la autoestima y la visión objetiva suficiente para separar lo real de lo absurdo.
Es probable que te hayas criado en una familia que te ha inculcado esos valores desde pequeño y entonces seas un poco más fuerte que los demás, pero la adolescencia, la presión grupal y una educación deficitaria en la propia aceptación pueden desencadenar no ya un trastorno, sino una inseguridad perenne que no tiene connotaciones clínicas, pero que te incapacita en el día a día.

Además la propia cultura occidental se contradice.
Por un lado te exigen estar delgado, con una determinada estatura y en una determinada proporción. Por el otro, te quitan todo tu tiempo en trabajos mal pagados que exigen estar sentado ante un ordenador, un teléfono, en un coche... Al no tener tiempo tienes que comer comida basura hipercalórica, al estar sentado todo el día no puedes hacer ejercicio. Conclusión, o tu metabolismo es estar delgado, o engordas.
Al engordar, tu autoimagen entra en contradicción con el ideal de belleza occidental, eso te provoca malestar. Al no encontrar pantalones de tu talla, se activan los sentimientos de inferioridad e inseguridad que te van marcando y retroalimentándose a sí mismos.

¿De quién es la culpa? De ambos. Nuestra y de la sociedad.
De la sociedad porque ensalza belleza irreal. Por que nos dice a quién debemos considerar digno de admiración y a quién debemos marginar, qué mujeres son bellas, qué hombres son apolíneos y quiénes merecen nuestro desprecio.
Nuestra porque tomamos como ley esa belleza. Le prestamos toda nuestra atención y la promocionamos a costa nuestra. Si nosotros nos salimos de esa estrechísima franja, nos odiamos. Ni siquiera nos planteamos que eso no puede ser así, lo damos por supuesto y nos flagelamos por no ser así, por ser sólo como somos.

Aún podemos inventar nuestras propias normas. Cada uno de nosotros puede saber perfectamente lo que para él es bueno o malo. Dejemos de dar dinero, atención y, sobre todo, credibilidad a los valores vacíos que promulga el "bello" aspecto físico (el tiempo se encarga de ajarlo de una forma mortalmente eficaz) y a las empresas que favorecen esos valores porque viven de ellos.

Somos dueños de nuestra propia imagen, de nuestras propias leyes y de nuestro propio éxito. Porque el único éxito que cuenta es estar en paz contigo mismo.

La música manda:

Iota (Hevein)
Chamber Symphony Op. 110 bis (Shostakovich)
Who Wants To Live Forever (Queen)

Más libros, más libres:

Mentira (Enrique de Hériz)

miércoles, 16 de enero de 2008

El sendero de Rogers

Dos días faltan para ponernos delante del pelotón de fusilamiento y sólo nos dan una oportunidad para convencerles de que nuestra vida merece ser salvada. Quizá sea muy exagerado para un examen, pero nosotros sabemos cómo es, ¿no?.

Este post va especialmente dedicado para vosotros que me leeis y que estais en la misma situación (La tetería ha sido nuestro templo del conocimiento, gracias simulacros CEDE). Pues eso, esto va para vosotros.

Quizá penséis que no es muy adecuado lo que voy a decir, que ahora la cabeza debe estar puesta exclusivamente en el sábado y en el examen, pero creo que me entendereis.
Todo un año estudiando, pensando en el día "D", soñando con él, tejiendo nuestra vida, nuestras emociones, nuestros proyectos en torno a él. Hemos estado tan obsesionados con él que cuando llegue sólo será una sombra de la imagen exagerada de nuestro miedo. Ahora que el tiempo se agota, que sólo queda una carta por repartir os invito a que hagáis una reflexión.

Rogers afirma que la propia experiencia es nuestro marco de comparación para todo, que la experiencia personal es la que posibilita alcanzar nuestra propia verdad y ¿no es ella la más cierta de todas las verdades?
Todos queremos una plaza, MATARÍAMOS por ella, pero también sabemos que la mayoría debe quedarse fuera.
Por eso mi reflexión es la siguiente.
Sabemos más.
Conocemos más.
Claro que queremos plaza, pero nuestra forma de ver la vida y nuestra experiencia ha cambiado, quizá de una forma tan sutil que ni siquiera la percibamos, sin embargo ahí está.
Sé que eso no nos abre puertas, que no nos da de comer y bien pudiera parecer el consuelo del perdedor antes de empezar la partida, pero para mí es muy importante.
La muerte nos alcanza a todos, muy probablemente cuando no la esperemos. Mi anhelo es encontrarme en paz conmigo mismo cuando ella me bese y la autorrealización es el camino para obtenerlo.
La sociedad en la que vivimos se empeña en ensalzar nuestro estatus casi exclusivamente con metas laborales y económicas.
Mi meta es la comprensión, es el conocimiento por el conocimiento, es experimentar la vida al máximo para entenderla, es estudiar, es crecer mentalmente, es construir mi norma moral basada en mis creencias, en mis lecturas, en la conjunción de mi experiencia con mis principios.

Para eso me ha servido este año improductivo y para eso me servirá el examen tanto si me dan plaza como si no. No nos evalúan, para eso ya estamos nosotros mismos.
Esto es sólo un trámite.
Nos vemos en la tetería.

La música manda:

Don´t Stop Believing (Journey)
Cello Sonata Op. 40 (Shostakovich)
Another Brick In The Wall Parts I, II y III (Pink Floyd)

Más libros, más libres:

El Proceso de Convertirse en Persona (Carl Rogers)

miércoles, 9 de enero de 2008

Dulce inocencia infantil

Pobres infantes prepúberes que no saben lo que hacen.
Pobres menores de edad que deben ser protegidos y dejar sus errores sin castigo.
Pobres preadolescentes.
Pobres mientras golpean a un profesor 20 años mayor que ellos, pobres mientras vejan a sus compañeros en grupo, pobres mientras provocan, insultan, destrozan a la vez que sus padres les colman de atenciones y de regalos.
Pobres mientras humillan grabando sus animaladas en los móviles último modelo con que sus amantes progenitores han tenido a bien obsequiarles.

Esto no es serio. Es guasa, mofa y burla a nuestra inteligencia y a nuestro sentido de la justicia.
A partir de los 10 años puede considerarse a un niño MORALMENTE RESPONSABLE de sus actos (salvo deficiencia psíquica justificable).
Saben perfectamente lo que está bien y lo que está mal. Saben qué deben y que no deben hacer.
A no ser que no conozcan los límites y ahí es donde entran a jugar la mayoría de los padres modernos.
Queridos padres, si sois estúpidos, dejad de engendrar perversos polimorfos. A un niño no se le educa delante de la tele, no se le educa delante de una consola. Un niño precisa de atención continuada, de educación las 24 horas del día en temas tan importantes como el respeto, como el aplazamiento de lo que se desea, como el empleo del lenguaje adecuado en vez de los puños... Por eso un niño cambia la vida.
Si no sois capaces de eso, usad condón, haceos la vasectomía o la ligadura de trompas, abortad, pero no nos carguéis al resto con el producto de vuestra irresponsabilidad y, por favor, no tengáis los santos redaños de solicitar ayudas sociales porque vuestro hijo/a os salga rebelde, drogadicto, delincuente o psicopático.
Queridos gobernantes, un niño necesita saber que sus malos actos serán VERDADERAMENTE castigados. Es verdad que no hay que condenarles a trabajos forzados, pero destrozar el alma, la autoestima y la vida de otros niños y adultos debería saldarse con algo más que con nada.

Por cierto, darle una bofetada a un niño si es proporcional a lo que ha hecho y justo después de hacerlo (no 2 horas después) e informándole de por qué se le da, ayuda bastante.
No hago apología del castigo infantil, hay que evitarlo siempre que se pueda, pero cuando las circunstancias lo exijan NO ES MALO.

La música manda:

None of Us Are Free (Solomon Burke)
O Cessate di Piagarmi (Scarlatti)
Music For a Nurse (Oceansize)

Más libros, más libres:

Vacas, cerdos, guerras y brujas (Marvin Harris)

domingo, 6 de enero de 2008

Desafinados

Así están los directivos de la SGAE, los que cortan el bacalao, completamente desafinados.
¿Creeis que voy a renegar de su famoso canon digital? No, eso es un insulto tan evidente que no hace falta mencionarlo, aunque está relacionado con el tema.
Muchas "personalidades" forman parte de esa mafia descastada, pero mi bilis va dirigida de una manera muy especial a esa especie de esperpentos anodinos que se autodenominan músicos.
Por citar sólo algunos nombres: Miguel Ríos, Ana Belén, Victor Manuel, Joan Manuel Serrat, Ramoncín, Luis Cobos... Y así hasta eternizarnos.
Estos individuos que tanto han hecho por ampliar las fronteras culturales de España y cuya música incita a escuchar los berridos de una pizarra rascada con un rastrillo de metal para limpiar los oídos, hacen y deshacen. Influyen en la pobre gente que no piensa (o sea en la mayoría) y les arrastra con ellos.

Veamos los currículums musicales de los citados y por qué son conocidos y admirados:

Miguel Ríos: Destrozando con toda su alma una de las mejores obras musicales de la historia. Beethoven estará revolcándose en el infierno (donde van los buenos músicos a seguir la fiesta). Se le llama padre del rock en España. Carcajadas mil. Ya está gastado, caducado y el granadino sigue incordiando con su desfasado "Bienvenidos" y su irritante contribución a ensuciar el gran nombre de Beethoven.
Ana Belén: Bonita voz, sin duda. Lástima que no la utilice nada más que para protestar por estupideces y cantar insulsas baladas con la misma armonía repetitiva.
Victor Manuel: El escudero de Ana Belén en su cruzada de injusticias. Musicalmente, mejor no hablar. Ausencia absoluta de sentimiento en la voz. Creatividad cero (esto será una constante en todos estos entes)
Joan Manuel Serrat: Cargado con su guitarra española a la que a duras penas consigue sacarle tres acordes después de décadas pateando los escenarios. Otro que necesita de la obra de grandes genios para darse a conocer, ensuciando vilmente a Miguel Hernández y a Machado. Seguro que el lo llama "homenaje".
Ramoncín: Ejem. Sin comentarios. En su juventud nos incitaba a que litros de alcohol corrieran por nuestras venas. Supongo que son las secuelas de las drogas lo que habla por su boca. ¿Por qué este tío no sabe ni lo que es una corchea y se cree insignia de la música?
Luis Cobos: El más odioso. Le mete percusión (y además mal) a las grandes obras de la música clásica, dice que "reinventa el género" y a vivir de las rentas. Insultas a los que entendemos algo de esto, Luis. Sin tu contribución la música tendría algo menos de lo que avergonzarse.

Seguro que hiero la sensibilidad de algún amante de estos ídolos odiosos. Seguro que alguien defiende su obra, sus letras y hasta su música. Sentíos ofendidos, eso quiero.
Así se seguirá ocultando que estos elementos tienen una gran participación en derechos de otros autores, en discográficas, en radios...
Se seguirá ocultando que ellos son los que hacen de España el país de la mierda en cuanto a música se refiere. Cortan la creatividad de otros artistas exigiendo el mismo producto en serie de siempre y vendiéndooslo como si fuera la última moda.
Para escuchar buena música debes irte a las discográficas de otros países o a los locales de ensayo, o a los bares de música en directo porque ellos sólo quieren vivir de los derechos de unas partituras odiosas.
La gente sigue llenando plazas de toros y estadios para verlos y sigue alimentando su bolsillo.
Eso es lo que queréis vosotros y eso es lo que tenéis.
Afortunadamente no estoy solo.
La mafia al final se vuelve contra sí misma.

Odiadles como yo les odio y seréis libres. Descubriréis sonidos, melodías, sentimientos que creíais olvidados. Dejad que vivan de su vacío papel pautado, dejad que sólo puedan comer su excremento musical.
Olvidadles y contribuiréis a vuestro desarrollo intelectual y al del mundo.

La VERDADERA música manda:

21st Century Squizoid Man (King Crimson)
In & Out of Love (Bon Jovi)
Sinfonía nº 8 (de los mil) (Mahler)

Más libros, más libres:

El Señor de las Moscas (William Golding)