sábado, 8 de diciembre de 2012

Carta de amor

Entre toda esta violencia llena de palabras mordientes y de puñetazos mudos aún queda espacio para un pequeño verso.
Entre esta imposibilidad contemporánea para sostener lo que se dice con lo que se hace aún resiste el latido de un pequeño hueco.
Ahí aún existe el amor.
Pues el amor es eso, no la imagen que el espejo de tus ojos se esfuerza por que perciba, sino que permitas que abrace sin mucho temor lo que de ti es imposible que yo vea.
El amor es que resistas el silencio con el que respondo a tu pregunta y aprecies en su lugar mi presencia.
Amor es que yo resista tu "no" y aún puedas cogerme la mano.
Libertad, Respeto y Cuidado son palabras demasiado grandes para el amor que nace en la esgrima de dos miradas, en la inmensidad de un roce. Tú y yo sabemos bien que el amor es el intento imposible de encajar dos almas. Un intento desesperado y fracasado antes de comenzar. Y sin embargo, lo intentamos. No por la utilidad sino por la belleza de la creatividad, por lo que inventamos y nos encontramos. Por eso hemos aprendido que Libertad, Respeto y Cuidado son las palabras que dicen los que no las han hecho carne en sus actos con el otro.
Sonríes cuando te digo, porque lo compartes en silencio, que los poetas no pueden hablar de amor, ya que el amor no está hecho de grandes palabras sino de pequeños gestos.
El amor es la pequeña gotita de humanidad que permanece ante la inmensidad devoradora del tiempo y de la muerte.

Un pequeño beso inesperado.
El calor de tu cuerpo en las sábanas cuando te levantas por la mañana.
Tus oídos recogiendo la repetición de mis palabras y mis manos en tu espalda acariciando las tuyas.
Esa es la escritura del amor.
Las palabras sólo marcan su ausencia.

Y así, entrelazados sin tocarnos a lo largo de la inconmensurable distancia que marca el día y separados por el cuerpo en el resquicio de intimidad que deja la noche, llenamos de amor su propio silencio.

Dejaré a los poetas que describan el amor. Dejaré a los filósofos que lo definan y a los estudiosos de las emociones les dejaré que hablen de lo que el amor hace sentir. Si alguien me preguntara sobre esos temas, si alguien me preguntara qué es el amor, no hablaría, simplemente te señalaría. Entonces, si se fijaran en la inclinación del cuerpo, en la profundidad de la mirada, entenderían, tal vez, qué quiero decir.

No te volveré a hablar más del amor.
No quiero empañarlo.
No quiero que desaparezca, pues es demasiado tímido y demasiado humilde.
Déjame solamente decirte una última cosa.
Te amo.
Y permíteme de nuevo entrar en la realidad diferente, en el universo distinto que se forma cuando nos abrazamos.
Si el sexo lleva el sello de nuestra propia mortalidad, dejemos que sea el amor quien nos salve.

Te amo.
Abrázame de nuevo.
Terminemos creando un nuevo principio.
Amor mío.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Autorretrato

El ojo que llora trata de enterrarse bajo toneladas de palabras.
Y la voz se desliza densa y picante.
Trata de entrecortar el aire buscando la emoción apropiada, el lugar adecuado.
La disculpa es sólo la imagen de un escudo.

Si tan sólo supiera permitirme una pausa entre el odio y la grisura...

Pero están las palabras bajo las que mis ojos se entierran cuando hablan con lágrimas.
Las de mi padre, que me empequeñecen cuando tratan de impulsarme.
Las de mujer, que me ahogan cuando tratan de acariciarme.
Las de los libros, que me amarran cuando creo que pueden liberarme.

De rodillas he aceptado la tierra.
Busco mis huellas como el testimonio más veraz y más efímero
de mi propia existencia.

Las he abandonado y he sido abandonado por ellas.
Pero pude besar y ser besado.
Mis huellas en la tierra borradas por otros pies,
mis huellas en su piel, borradas por otros labios.

Soy una palabra, pero ojalá me acompañara la música.