miércoles, 11 de abril de 2018

Intentos

I:

Si pudiera prolongar la canción
del amor que se abre en mis venas,
si pudiera lanzarme a la boca
de tierra que bosteza en el tiempo,
si pudiera cartografiar la pulsación
que define los remolinos del duelo
y pudiera repetir el baile de sus caderas,
entonces podría firmar mi existencia,
me reconocería en la vida
y creo que entendería lo que significa
estar en paz.

II:

Vuelvo a estar enredado en las palabras.
De un sinónimo a otro, de un concepto
a otro,
voy leyendo un texto que no concibo,
que no entiendo, que no me pertenece.
Y sin embargo hay algo de mí en eso.
Tal vez porque yo soy el que lee.
Tal vez porque es mi rostro el que acaba
surcado de sonidos, sembrado de sílabas.
Cada vez que me hablas
se vuelven a separar el sentido y la escritura.
Es decir, vuelvo a ser un niño
aprendiendo a leer.

III:

Se retuercen la luz y los lapsos y los tactos.
Bajo la sombra.
Serpentean las voces y las épocas y los fuegos.
Bajo la historia.
Se mecen las despedidas y las noches y los espacios.
Bajo los labios.
Ya no busco que me completes ni que me complementes,
ya no busco ser tu apoyo ni tu mitad perdida.
Creo que después de todos nuestros laberintos,
creo que después de todos nuestros infiernos,
creo que después de todos nuestros arañazos
sólo busco seguir encontrándote.

IV:

Me resulta curioso que siempre me sea más fácil
declinar las formas de la muerte
cuando estoy en el foco de tu mirada,
que no haya un abismo demasiado profundo
cuando mi piel recuerda tu contacto
o cuando mis espinas tejen tu poesía.
El arco iris negro, el rojo despertar del llanto,
la evocación azul de la repetición
forman el mismo cuadro que enmarca mi ser.
Me resulta curioso que siempre te las apañes
para pintar otros mundos con los mismos colores.

V:

Me he asomado a la cuenca del odio,
he visitado la acrópolis de la ignorancia,
he pagado el billete de la pérdida,
he cruzado los palacios de la traición,
y aún tengo la vocación de la inocencia,
aún puedo sentir que el óxido antes fue hierro
o que la caída fue primero un salto.
A pesar de todo aún quiero seguir caminando.