jueves, 1 de abril de 2021

Sobre la escritura y el amor

 I

Las muertes florecen deprisa

los días que anudo palabras.

El llanto se muere, se mueren

la angustia, los ríos de rabia,

los sustos, la voz del invierno

y a veces también la esperanza.


La luz se marchita despacio

los días que escojo el silencio.

El ansia deslumbra, deslumbran

el tacto, los márgenes lentos

del fuego, los rostros, la lluvia

y a veces también cada pérdida.


Soy preso de todo lo frágil

- calor, decepción y aleteo -. 

Las cosas que fácil se rompen,

dejándome mudo y confuso

- presencia, deseo y amor -, 

empujan a hablar a mis manos.


II

La paz cicatriza en los bordes

de heridas abiertas a tientas

por labios, tropiezos y estrellas.

Desbordan aullando a través

del alma los valles labrados

en sal, los aludes sin brújula

de todo el abismo que somos.

Si errar es el único abrazo

que damos a Dios siendo humanos,

hagámoslo juntos y libres,

caigamos igual que la noche,

callada y repleta de amantes.

Aprieta los dientes y salta,

fudámonos ya. Al final 

a un paso, tan sólo a un paso

del cielo espera el olvido.

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