miércoles, 23 de julio de 2008

Imposible

Apuñaló la realidad para poder comprenderla y la realidad se desangraba en ríos de idealismo.
Estranguló las normas para poder aceptarlas y las normas morían en jadeos de anarquía.
Suicidó su cuerpo para encontrarse a sí mismo y él se perdía en él mientras la muerte preguntaba y la sangre respondía. Porque ella no miente. Roja. Marcada con cada pensamiento, emoción y vivencia.
Allí estaba. En la nada con nadie.
Rebelde hasta en la risa.
Mientras su cuerpo estuvo vivo y su mente respiraba, se burlaron de él. Lo llamaron ignorante. Lo marginaron.
La gente le odió.
La misma gente que se contradecía en cada acto, en cada palabra. La misma gente que imponía normas porque le asustaba lo que no podía controlar.
A él no puedieron educarle, porque no hay nada que educar cuando uno sólo es sentido común y pasiones.
Fue fuego en las lágrimas, agua en las palabras, tierra en el alma y aire en los límites.
Creó un empirismo vital de su existencia.
Plus ultra. Siempre más allá.
Más allá de lo establecido, de lo conocido. Más allá del cuerpo y del alma. Más allá de todo. Más allá de dios. Pero supo que primero había que ir más allá de uno.
Amó hasta el síncope del desvarío.
Se enamoró de lo diferente porque todo en este mundo es diferente y sólo nosotros necesitamos que todo sea igual a todo. Tal vez para no pasar por el trauma de elegir.
Inhaló odio y exhaló energía.
Llegó a mover el universo símplemente pensando.
Se vistió con todos los corazones que han latido alguna vez y se sumergió en el mar con la bandera del interrogante.
Al final llegó donde quiso, no donde tenía.
Allí estaba. En la nada con nadie.
Rebelde hasta en la risa.

La música manda:

Meant to Live (Switchfoot)
Hello, Zepp (B. S. O. Saw)
Hana-Bi (Joe Hisaishi)

Más libros, más libres:

Trilogía "El elfo Oscuro" (R. A. Salvatore)

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