domingo, 6 de enero de 2008

Desafinados

Así están los directivos de la SGAE, los que cortan el bacalao, completamente desafinados.
¿Creeis que voy a renegar de su famoso canon digital? No, eso es un insulto tan evidente que no hace falta mencionarlo, aunque está relacionado con el tema.
Muchas "personalidades" forman parte de esa mafia descastada, pero mi bilis va dirigida de una manera muy especial a esa especie de esperpentos anodinos que se autodenominan músicos.
Por citar sólo algunos nombres: Miguel Ríos, Ana Belén, Victor Manuel, Joan Manuel Serrat, Ramoncín, Luis Cobos... Y así hasta eternizarnos.
Estos individuos que tanto han hecho por ampliar las fronteras culturales de España y cuya música incita a escuchar los berridos de una pizarra rascada con un rastrillo de metal para limpiar los oídos, hacen y deshacen. Influyen en la pobre gente que no piensa (o sea en la mayoría) y les arrastra con ellos.

Veamos los currículums musicales de los citados y por qué son conocidos y admirados:

Miguel Ríos: Destrozando con toda su alma una de las mejores obras musicales de la historia. Beethoven estará revolcándose en el infierno (donde van los buenos músicos a seguir la fiesta). Se le llama padre del rock en España. Carcajadas mil. Ya está gastado, caducado y el granadino sigue incordiando con su desfasado "Bienvenidos" y su irritante contribución a ensuciar el gran nombre de Beethoven.
Ana Belén: Bonita voz, sin duda. Lástima que no la utilice nada más que para protestar por estupideces y cantar insulsas baladas con la misma armonía repetitiva.
Victor Manuel: El escudero de Ana Belén en su cruzada de injusticias. Musicalmente, mejor no hablar. Ausencia absoluta de sentimiento en la voz. Creatividad cero (esto será una constante en todos estos entes)
Joan Manuel Serrat: Cargado con su guitarra española a la que a duras penas consigue sacarle tres acordes después de décadas pateando los escenarios. Otro que necesita de la obra de grandes genios para darse a conocer, ensuciando vilmente a Miguel Hernández y a Machado. Seguro que el lo llama "homenaje".
Ramoncín: Ejem. Sin comentarios. En su juventud nos incitaba a que litros de alcohol corrieran por nuestras venas. Supongo que son las secuelas de las drogas lo que habla por su boca. ¿Por qué este tío no sabe ni lo que es una corchea y se cree insignia de la música?
Luis Cobos: El más odioso. Le mete percusión (y además mal) a las grandes obras de la música clásica, dice que "reinventa el género" y a vivir de las rentas. Insultas a los que entendemos algo de esto, Luis. Sin tu contribución la música tendría algo menos de lo que avergonzarse.

Seguro que hiero la sensibilidad de algún amante de estos ídolos odiosos. Seguro que alguien defiende su obra, sus letras y hasta su música. Sentíos ofendidos, eso quiero.
Así se seguirá ocultando que estos elementos tienen una gran participación en derechos de otros autores, en discográficas, en radios...
Se seguirá ocultando que ellos son los que hacen de España el país de la mierda en cuanto a música se refiere. Cortan la creatividad de otros artistas exigiendo el mismo producto en serie de siempre y vendiéndooslo como si fuera la última moda.
Para escuchar buena música debes irte a las discográficas de otros países o a los locales de ensayo, o a los bares de música en directo porque ellos sólo quieren vivir de los derechos de unas partituras odiosas.
La gente sigue llenando plazas de toros y estadios para verlos y sigue alimentando su bolsillo.
Eso es lo que queréis vosotros y eso es lo que tenéis.
Afortunadamente no estoy solo.
La mafia al final se vuelve contra sí misma.

Odiadles como yo les odio y seréis libres. Descubriréis sonidos, melodías, sentimientos que creíais olvidados. Dejad que vivan de su vacío papel pautado, dejad que sólo puedan comer su excremento musical.
Olvidadles y contribuiréis a vuestro desarrollo intelectual y al del mundo.

La VERDADERA música manda:

21st Century Squizoid Man (King Crimson)
In & Out of Love (Bon Jovi)
Sinfonía nº 8 (de los mil) (Mahler)

Más libros, más libres:

El Señor de las Moscas (William Golding)

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