domingo, 4 de diciembre de 2011

Garabato

A menudo tengo la inquietante sensación de ser un garabato fugaz en el viento.
Apenas tangible, apenas real.
Un garabato desamarrado de la materia y de la luz.
Como si fuera el error de algo por venir, el boceto de un esquema sobre el amor.

A veces me siento como invadido por las olas.
Repleto de espuma y de sal. Quizá por eso mis lágrimas se cubren de algas.
Y, como el mar, me siento inestable, sin base fija.
Desarraigado de lazos y anclas.

¿Qué me fija a la vida? Un garabato fugaz en el aire.

En ocasiones el vacío que me habita me eleva sobre los techos,
sobre los tejados. Y los sobresaltos se funden en angustia.
Y la angustia tiene la cadencia de algo que fue arrancado,
pero no consigo saber qué fue.
¿Me falta algo?

Un garabato es impulsivo y breve. Recto y curvo a la par.
Sin borde. Nunca enmarca ni cierra nada.
Sólo vacío a los lados.

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