lunes, 2 de abril de 2012

Despedida (Homenaje a Khalil Gibran)

Hoy, aquí reunidos, me estáis viendo marchar.
Vuestros ojos son puñales de lágrimas
que lloran a través de los míos.
Debéis saber pues, en la despedida,
varias palabras, varios sentidos.

No hay problemas grandes,
sólo encuentros pequeños.
Tampoco hay ofensas que sangren,
sólo personas débiles,
difusas; sólo corazones frágiles.

En el mediodía de la madrugada
os preguntaréis por vosotros
mientras recordáis el rostro
de otro,
la música de otra mirada
que no es la vuestra,
la calidez de una voz
que os es extraña
a la par que íntima.

Y será siempre en el cenit
del llanto más amargo
donde hallaréis un sentido
a la palabra libertad.
Quizá no sea un sentido universal
ni compartido.
Pero será un sentido.
El vuestro. Y eso lo hace único
y mortal.

"Morimos de amor" decís con pena
cuando deberíais gritarlo con orgullo.
Pues ninguna vida está llena
sin la única muerte plena.
Desprendido de mí encuentro mi voz.
¿Importa acaso que me engañe pensando
que busco algo de mí en otro?
¿Importa quizá que mi enamoramiento
sea un reflejo de mi propia imagen en otro?
Si lo único cierto, lo único válido,
lo único que me hace humano es ese encuentro
roto
con otro.

Yo, que nunca fui maestro de nada
ni sabio, ni poeta
aprendí de vuestros versos,
los que escribistéis con acciones,
aprendí vuestras lecciones
de humildad y placidez.

Lloráis por mi partida,
mas soy yo quien se rompe
al perderos
y al escribiros eternamente
en mis recuerdos.

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