domingo, 10 de febrero de 2008

¿Te estás volviendo loco?

¿Te sientes tremendamente triste? ¿Sientes que siempre es lo mismo hagas lo que hagas? ¿Que no controlas tus acciones a pesar de emplear tremendos esfuerzos?
¿Que todo está ya definido? ¿Que el camino ya está marcado y recorrido miles de veces?
¿Te estás volviendo loco?

No te precoupes. Tu mente te advierte así de que eres más libre de lo que crees. Tú te cuestionas las cosas, quieres lograr tus deseos, consolidar tus impulsos, sólo que por ahora te lo impiden.
Estás en una etapa intermedia entre la ignorancia y la evolución. Es mucho más dura que ellas porque entran en juego montones de variables: el tiempo, tu resistencia, el medio, tu cultura... Mucha gente se ha quedado en ese limbo para siempre.
Pero sabemos que eso no nos pasará a nosotros y si al final sucede, habremos abierto un camino diferente hacia la autorrealización, hacia nuestra propia identidad.

Estamos condenados a morir hagamos lo que hagamos. Condenados a desear, sintamos lo que sintamos. Condenados a existir queramos o no. Condenados, condenados, condenados.
¿O no es una condena? ¿Es quizá un privilegio o tal vez una forma de ver las cosas?
Todo es uno. Todo está relacionado de una forma u otra, desde el jueguecito de relacionar en seis pasos cualquier actor con Kevin Bacon hasta la conexión hasta ahora nunca vista entre los latidos del corazón y el movimiento de los planetas.

Somos los cruzados de la verdad y es cierto que ella es una amante que no corresponde. Casi siempre es más dura de lo previsto y al final no acaba de desvelar sus secretos dejándonos aún más en la ignorancia de lo que previamente nos encontrábamos.
Los que estudiamos carreras universitarias y una vez finalizadas seguimos ampliando, estudiando o metiéndonos en otras no tenemos trabajo, nuestro futuro es tan incierto que duele. Sin embargo compartimos la maldición de ver el mundo un poco más como realmente es, de percibir relaciones entre conductas y hechos, entre el tiempo y la vida. Eso ya está en nuestra sangre.

Nuestra condena es nuestra bendición. No hay término medio, como siempre.

La música manda:

Finlandia (Sibelius)
The Warrior (Scandal)
La consagración de la primavera (Stravinsky)

Más libros, más libres:

Los cantos de Maldoror (Conde de Lautreamont)

No hay comentarios: