lunes, 8 de junio de 2009

Reflejos

PROLOGO: NACIMIENTO

Estoy dormida,
Abrazada al dios
del eterno retorno.
Soy el adorno
de un gesto de adios.
Yo y yo dividida.

I: SUSURRO

Me reflejo en ti.
Sumergida en tu voz
voy uniendo retazos de realidad.
Atrapada en ti, despojada de mí
soy la correlación sin causalidad.

II: ALARIDO

He gritado como si pudiera elegir.
He llorado como si pudieras callar.
He soñado como si pudiera escoger.
Y he negado tu decisión.

¡Pues escúchame!
¡Elijo quedarme aquí!
¡Con las alas rotas y el sabor del error!
¡Con la fuerza que da el dolor!
¡Escúchame!
¡Elijo sufrir!
¡Lo elijo para mí!

III: SÚPLICA

Encadéname.
Estoy sumida en la voz
que me exige que el mundo vuelva a girar.
Imagínate.
No pedí repetir
la eternidad.

Laberinto de ideas
reflejado en mí.
Espiral sin fin,
rota por latidos
que no pueden
acordarse del silencio
que me diste con palabras.
¿Dónde está aquella mirada
que bebía mis secretos?

IV: ESTERTOR

Tu reflejo en mí.
Sumergida en mi voz
voy rompiendo pedazos de realidad.
Atrapada en mí, despojada de ti,
la oscuridad.

Laberinto de ideas
reflejado en mí.
Espiral sin fin,
rota por latidos
que no pueden
acordarse del silencio
que me diste con palabras.
¿Dónde está aquella mirada
que bebía mis secretos?

EPÍLOGO: EPITAFIO

Cien ojos tiene la culpa que me golpea
y están mirando hacia... (mí)
Cien años dura el exilio
de mi esencia y de mi alma
Fuera de mí.
Fuera de mí.
Tan fuera de mí...



Estás muerta, S..., estás muerta porque te mataste. Lo decidiste.
Y lloré, y grité... y escribí.
pero no sabía qué eras TÚ lo que estaba escribiendo hasta que acabé y lo leí entero. Tú hablabas por mi mano, por la tinta.
Estoy seguro de que el poema era tu alma, tu variación constante de ánimo, tu eterna sensación de vacío.
En esa época yo aún quería ser músico, aún tenía el grupo.
Así que pusimos música al poema, a TU esencia.
Fue la mejor canción que compusimos, y ya no hubo más. No podía haber más.
El grupo desapareció, se desintegró. Como tú.
Aún me sorprende esa habilidad tuya para romper todo lo que te rozaba.

Tu sangre me hizo adulto.
Muy a mi pesar.

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