jueves, 19 de noviembre de 2009

Tristeza

Estoy triste.
Tanto, que ya no sé si lo estoy o si lo soy.
El otro día lloré.
Me deshice en llanto.

Lloré por el sonido de un piano
que apuñalaba mi conciencia
a golpes de corchea.
Lloré por la infancia perdida de todo el mundo,
cuando sólo quería llorar por la mía.
Lloré porque sabía que acabaremos
siendo una bola de papel arrugado.

Y al acabar ese llanto interminable
sentí que seguía donde había empezado.
Sin comprensión,
sin tiempo.
Sin mí.

No hay comentarios: